Ésta es la primera práctica taoísta en la que tomamos contacto directo con la fuerza vital y su flujo a través del sistema de meridianos. No es posible profundizar en el trabajo energético si no se tiene una experiencia clara y consciente de cómo se siente la energía, o el Chi.

La Órbita Microcósmica (o Pequeño Ciclo Celestial) es una meditación dinámica que conforma un sendero circular que recorre la espina dorsal y la parte frontal del cuerpo, conectando con todo el sistema de meridianos del cuerpo. Se le considera la “Avenida Mayor” del flujo energético, de modo que es esencial mantener esta avenida abierta y en movimiento. Cada vez que completamos conscientemente un circuito de la Órbita Microcósmica, nuestro nivel personal de vitalidad aumenta. Todas las prácticas energéticas taoístas acaban conduciendo a la Órbita Microcósmica y es a través de esta práctica que iniciamos una amistad con la fuerza vital para toda la vida. La práctica diaria genera un sentimiento de poder personal y la capacidad de realizar nuestro propósito con eficacia.

Esta meditación crea un circuito de energía que unifica los tres principales centros del cuerpo y todos los canales meridianos que normalmente conocemos gracias a la  acupuntura. Cada vez que hacemos circular el chi por la Órbita Microcósmica, equilibramos el yin y yang energétcos en el cuerpo  y creamos un flujo permanente de luz dorada que estabiliza la corriente energética en todos los meridianos yin y yang.

Si deseas aprender más acerca de la Órbita Microcósmica y otras prácticas taoístas, puedes asistir a mis talleres o bien buscarlas en los libros del sistema del Tao Curativo de Mantak Chia.